Historia del desayuno

Todos los días, varias empresas buscan un servicio de catering en Guadalajara para realizar un picoteo o desayuno entre medias de una reunión. La práctica del desayuno, entendido como la primera comida del día, es bastante frecuente en nuestro territorio y en el resto del mundo en general.

Por ello, si como la mayoría de los mortales te levantas cada día deseando abrir la nevera y tomar algo de desayuno, en este artículo te acercamos brevemente a la historia de esta tan usual y común acción cotidiana.

El origen etimológico de esta palabra surge por el hecho de que las personas no comemos mientras dormimos. Por esto, despertamos en ayuno, de manera que el hecho de desayunar supone la acción de quitarnos y deshacernos de ese ayuno.

La historia de esta práctica comienza con el Renacimiento. Era el pan de mantequilla bañado en leche el que en el séquito de Luis XVI empezó ya a ser consumido frecuentemente en la época. Durante esta primera fase, esta comida estuvo reservada para personas de gran estatus social: damas, caballeros, monjes u oficiales. Esto hacía de la práctica del desayuno una actuación de privilegiados. Se acostumbró a comer dos veces al día: una antes del mediodía, el desayuno, y otra alrededor de las cuatro de la tarde.

Sin embargo, fue a principios del siglo XX, cuando el ciudadano norte americano Keith Kellogg creó la famosa compañía de cereales. Esta fue la primera sociedad que introdujo en el mundo occidental la inicial comida diaria basada en una dieta de cereales y, consecuentemente, la palabra desayuno.

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